LA ESCLAVITUD DE TODO UN PUEBLO: EL PALESTINO

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LA ESCLAVITUD DE TODO UN PUEBLO: EL PALESTINO

LA ESCLAVITUD DE TODO UN PUEBLO: EL PALESTINO

Saïd Alami

 ¿Acaso hay más claro estado de esclavitud que la ocupación militar de un país que ya dura medio siglo?

¿O el hecho de que seas tratado en tu propia tierra como súbdito -y no ciudadano-, de tercera categoría como le ocurre al millón largo de palestinos israelíes?

¿A caso hay ocupación militar más bárbara e inhumana que aquella que aplica sobre el terreno toda clase de prácticas inmorales y criminales conducentes a un estado generalizado de esclavitud con el objetivo de vaciar al territorio ocupado de sus habitantes originarios y sustituirlos por otros nuevos traídos de lejanos países, con el único argumento cínico de ser estos de religión judía?

CISJORDANIA OCUPADA

Eso es precisamente lo que sucede en el territorio palestino de Cisjordania, ocupado por Israel, cuya superficie es de tan sólo 5860 km cuadrados donde hay instalados ya cerca de 700 mil colonos israelíes en unas 300 colonias que fueron construidas en su mayoría a lo largo de las últimas tres décadas, sobre terrenos usurpados ilegalmente a sus propietarios palestinos por todo el territorio.

 A estas colonias, algunas convertidas ya en pequeñas ciudades (el bloque de Gush Etzion al sur de Jerusalén, Modin Illital oeste de Ramallah, Maale Adummim en el entorno de Jerusalén Oriental, Harhoma cerca de Belén, etc),les unen unas a otras una red de carreteras cuyo uso es prohibido a los palestinos, partiendo así en mil pedazos el territorio, donde supuestamente debía levantarse el Estado palestino independiente, según los vergonzantes acuerdos de Oslo de 1993,  que en su día fueron secretos en gran porcentaje y garantizados por la Comunidad Internacional.

El asesinato a sangre fría, a la luz del día y en plena calle, de civiles desarmados, incluidos mujeres y niños, alegando cualquier falso o nimio pretexto; el derribo de miles viviendas, permitido por mandamientos judiciales o por edictos militares; la detención y la cárcel arbitrariamente -sin intervención judicial ni acusación formal ninguna dentro del aberrante marco legal israelí llamado Detención Administrativa, que se aplica solamente a los palestinos-; la tortura sistemática en las cárceles; la usurpación de terrenos privados por vía ejecutiva para la construcción o ampliación de colonias israelíes, -usurpaciones muchas veces realizadas por las autoridades con pretextos de Seguridad Nacional o cualquier otro parecido, y otras veces a manos de extremistas israelíes sin que intervenga ninguna autoridad para impedirlo-; la devastación de campos de cultivo palestinos -2,5 millones de árboles fueron arrancados por la ocupación israelí a lo largo de la última década sólo en Cisjordania, en su mayoría olivos-; convertir el traslado de los palestinos en su propio territorio, de un sitio a otro o de un pueblo a otro, en una auténtico y largo padecimiento, obligándoles a detenerse una y otra vez en un sinfín de Checkpoints, donde son forzados a pasar por unas estrechas y agobiantes pasarelas, en medio de largas colas, sometiéndoles mientras tanto a vejaciones por parte de los soldados israelíes. Todo esto y mucho más se está llevando a cabo, sistemática e implacablemente en la Palestina ocupada desde hace décadas con el objetivo declarado y subrayado de muchas personalidades de la política y de los sucesivos gobierno de Israel de hacer la vida imposible a los palestinos para empujarles a abandonar el país.

De hecho, se expulsa al palestino de su tierra y de su patria mediante un entramado de métodos retorcidos e inhumanos, pero muchas veces también de manera directa, desterrándoles del país como forma de castigo, en lo que se ha llamado desde la ilegal creación del Estado de Israel "Transfer", una figura de APARTHEID que constituye una  práctica habitual de las autoridades de la ocupación contra los palestinos.

   Es sabido que la esclavitud consiste principalmente en despojar a la persona de sus derechos humanos, denigrándole y deshumanizándole. Pues bien, como acabamos de ver, los 3 millones de palestinos en Cisjordania, bajo la implacable ocupación militar extranjera, no tienen garantizado ninguno de sus derechos humanos, pues todos pueden ser violados -incluso muy gravemente- por el ocupante israelí, sea este militar o civil, como por ejemplo los colonos que van siempre armados y protegidos por los soldados. Eso incluye, por supuesto, el derecho a la vida, que el palestino puede perder en un instante, a manos de cualquier francotirador israelí, sea militar o civil. Y esto ocurre siempre con total impunidad para el asesino de turno.

La Franja de Gaza

   Y si dirigimos la vista hacia el otro territorio palestino, la Franja de Gaza, encontraremos una situación absolutamente apocalíptica, con una población que ronda los dos millones de almas que viven hacinadas en un territorio de no más de 360 km cuadrados, que ya es conocido en el mundo entero como cómo "la cárcel más grande del mundo y de la Historia". Pues el ejército de Israel la asedia herméticamente desde 2005, mientras que el régimen totalitario de Egipto, enteramente al servicio de Estados Unidos y de Israel, mantiene el acceso fronterizo a la Franja, en la localidad de Rafah, cerrado durante la inmensa mayoría de los días del año.

Este boicot inhumano y salvaje dura ya 10 años, con la bendición y aprobación tácita de la llamada Autoridad Nacional Palestina, que a su vez no pasa de ser un entidad de fabricación estadounidense e israelí, fruto de los infames acuerdos de Oslo de 1993 cuyos textos secretos fueron firmados a espaldas del pueblo palestino y sin consultarle en lo más mínimo.

Todos recordamos aquellos acuerdos de Oslo-anunciados a bombo y platillo y mediante rimbombantes ceremonias internacionales, celebradas con la participación de los máximos líderes de EEUU y UE-, fueron garantizados por la Comunidad Internacional prometiendo a los palestinos, en el plazo máximo de una década y gradualmente, un Estado independiente, una promesa falsa, como tantas promesas falsas que los árabes han recibido de Occidente a lo largo del siglo XX. Ahora toda la Comunidad internacional, incluidos los garantes expresos de Oslo: la ONU, Estados Unidos y la Unión Europea, se lavan las manos, abandonando a los palestinos a su suerte e incluso poniéndose tenazmente en contra de los palestinos y a favor de Israel, como en el caso de Estados Unidos, de Trump.

Occidente iba observando, a lo largo de los últimos 25 años, como expandía Israel galopantemente sus colonias en los territorios palestinos ocupados, hasta convertir en inviable la construcción de un Estado palestino, dando al traste con Oslo, y sin embargo no ha movido un dedo, todo lo contrario, iba premiando a Israel de muchas y muy variadas maneras, incluida la de armarlo con las últimas generaciones de armamento y municiones con las que sigue masacrando a los palestinos.

 La población palestina de la franja de Gaza puede ser considerada como el exponente más crudo y escandaloso de esclavitud, porque en esa esclavitud muy cruenta y prolongada en el tiempo no sólo interviene Israel, que es el autor material de los hechos, sino también las potencias de Occidente y del mundo árabe que permanecen indiferentes ante la incesante tragedia y estrechando cada vez más sus relaciones con Israel, especialmente Estados Unidos.

El férreo y muy prolongado bloqueo de Gaza ha llevado a su población a una situación de total desesperación. Privados de los más mínimos derechos humanos, bombardeados desde aire, tierra y mar por el ejército israelí, que desde 2008 ha lanzado tres ofensivas masivas contra el territorio en las que utilizó toda clase de armas, incluidas las prohibidas por la legalidad internacional, como el Napalm y las bombas de fósforo blanco, lo cual está documentado hasta la saciedad en toda clase de soportes mediáticos y por un sinfín de medios de comunicación árabes y no árabes.

Esas ofensivas han tenido como resultado la muerte de un total de unos 6000 civiles de ambos sexos, de todas las edades, entre ellos un millar largo de niños, además de alrededor de 10.000 heridos, que en su mayor parte quedaron mutilados y discapacitados, para siempre. Además, decenas de miles de viviendas, escuelas, hospitales e infraestructuras quedaron  destruidas a consecuencia de los masivos, repetidos y prolongados bombardeos realizados por la aviación, la infantería y la Marina israelíes, en un claro y reiterado intento, en 2008, 2009, 2012 y 2014 de aplastar a la población, arrodillarla y dejarla en el estado más paupérrimo posible.

A pesar de todo su poderío y siendo uno de los ejércitos más poderosos del mundo, el israelí fracasó rotundamente, ofensiva tras ofensiva, en alcanzar su objetivo de derrotar a la Resistencia palestina en la franja de Gaza, cuyas pérdidas en vidas fueron mínimas en las tres contiendas, por lo que los israelíes se ensañaban constantemente en la población civil en un intento desesperado de empujarla a rebelarse contra las facciones armadas de la Resistencia.

Fracasado el ejército israelí en derrotar a la Resistencia palestina en Gaza en sus sucesivas guerras lanzadas contra esa reducida franja de territorio se ha centrado tras cada una de ellas en estrechar el cerco a la población del territorio con ayuda del régimen egipcio de Mubarak y luego y hasta ahora con el golpista mariscal, Abdelfattah Al Sisi.

Ambos regímenes egipcios mantenían cerrado el paso fronterizo de Rafah, entre Gaza y Egipto, la inmensa mayoría de los días del año, impidiendo a decenas de miles de gazatíes salir del país para reunirse con sus familias en otros países, para recibir tratamiento médico, para continuar o empezar sus estudios universitarios, etc. Esta situación inhumana llevada a cabo por Israel y Egipto, mano a mano, a lo largo de todos estos años, ha provocado auténticas tragedias en numerosas familias incluida la muerte de personas que intentaban cruzar la frontera para recibir tratamiento médico en Egipto o en otros países.

Hoy día, la población de la Franja de Gaza, sin poder reparar las viviendas e instalaciones destruidas en las agresiones israelíes por falta de material de reconstrucción, sin corriente eléctrica la mayor parte del día, no pudiendo cubrir sus necesidades de agua potable y para el riego, con grandes carencias de los productos de primera necesidad, incluidos los comestibles y los medicamentos, sin piezas de recambio para su parque automovilístico y demás maquinarias, está llegando a límites de desesperación sin precedentes en lo que al continuado y muy prolongado holocausto del pueblo palestino se refiere.

Estamos ante un estado de esclavitud a muy gran escala y que supone una tragedia humana de las más dolorosas que azotan hoy día nuestro planeta. Una esclavitud basada esencialmente ante el desprecio absoluto a la condición humana de de los palestinos por parte del régimen ocupante de Israel.

Como muestra del absoluto de este desprecio a la vida de los palestinos por parte de Israel, sus soldados han matado a un total de 43 palestinos y han herido a 5500 (entre ellos 592 niños y 192 mujeres -cifras de ayer 27 de abril 2018-) en las últimas 5 manifestaciones que la población gazatí han organizado frente a la línea fronteriza con Israel. Se trataba siempre de manifestantes desarmados que no suponían peligro ninguno para los bien armados y pertrechados militares israelíes.

En los últimos días hemos podido ver videos que mostraban muy claramente como francotiradores del ejército israelí disparaban a matar a los manifestantes y cuando alcanzaban a alguno de ellos, y este se caía, saltaban de alegría y regocijo, felicitándose unos a otros por sus buenas punterías.?

¿En qué escenarios a parte del palestino se ha registrado tanta crueldad, tanto desprecio a la vida humana y tanta impunidad? Un escenario típico de esclavitud en la más extrema expresión de esta palabra.

Bajo cualquier régimen de esclavitud, desde tiempos remotos hasta nuestros días, el amo hacía -y hace- lo que le viene en gana con sus esclavos, sin tener que responder por ello ante ninguna autoridad ni rendir cuentas a nadie. Así, el esclavo o la esclava pueden ser hasta asesinados a sangre fría por sus amos sin más consecuencias para el asesino. Es precisamente eso lo que está pasando en Palestina bajo la ocupación israelíun régimen de esclavitud al más puro estilo de la edad media y siglos anteriores, lo que supone una gran vergüenza para toda la Humanidad.

Aquí hay que señalar que todo esto ocurre ante la vista del mundo entero y mientras las potencias occidentales no cesan -sino todo lo contrario-de apoyar, respaldar, armar hasta los dientes e incluso premiar al Estado de Israel, único Estado colonialista y expansionista existente en el mundo hoy día.


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