El 15-F y la dictadura parlamentaria

 Por Said Alami

 El 15 de febrero del 2003, en el que hemos participado unos 5.000.000 de personas en España y decenas de millones más en el mundo entero, marca un hito histórico para las democracias occidentales, donde ha quedado demostrado fehacientemente lo tremendamente obsoleto del actual marco del sistema de Democracia Representativa. Democracia que hunde sus raíces en la antigua Grecia y en Roma, pasando más tarde por la Carta Magna de Juan Sin Tierra de Inglaterra en 1215 y la teoría de su compatriota Locke  en el XVII sobre el derecho del hombre a elegir y controlar a sus gobernantes, llegando hasta Montesqiue, s.XVIII, y  su soberanía popular, la necesidad de Constituciones escritas y división e independencia de los tres poderes, y culminando en su compatriota y contemporáneo Rousseau, proclamando la voluntad general como única fuente legítima del poder. 

 El 15-F ha constatado para Occidente que todas estas teorías siguen siendo válidas, pero no el marco ni las garantías que rodean este sistema, que permiten que un Parlamento esté sometido a lo largo de años a la voluntad de una mayoría parlamentaria que a su vez obedece a un partido político que a su vez obedece ciegamente a su presidente o líder de turno.

 Esto permite que un señor, como José María Aznar, un político bastante mediocre, sin carisma ni brillo, se convierta en gobernante absoluto, al más puro estilo de Saddam Husein.

 Aznar no ha cometido las barbaridades perpetradas por Saddam contra su propio pueblo y contra países vecinos, pero, según parece, eso no se debe a que Aznar carece del talante criminal de Saddam, pues el liderzuelo que Gobierna España ha probado hasta la saciedad, a lo largo de los últimos meses, estar impaciente por aniquilar al gran pueblo irakí,  autor de los primeros pasos de la civilización humana, con lo que, masacrado este pueblo, nadie podría distinguir a Aznar de Saddam, ni siquiera en lo que al bigote se refiere.

 Yo estuve en la manifestación del 15 de febrero, junto a otros dos millones de madrileños, y tuve la gran satisfacción de vociferar contra Aznar y participar en el sinfín de insultos que han sido lanzados contra él por la multitud, que sí representaba al pueblo español, en cuerpo y alma. Y es que han sido insultos…nada más que insultos…que más de cinco millones de españoles han lanzado contra este “caudillo de imitación” elegido democráticamente.

 Esos insultos han sido en defensa propia y en contestación al enorme insulto que a cada minuto escupen contra el pueblo español Aznar y su equipo, especialmente la patética Ana Palacios, que aún tiene que aprender como leer dos palabras seguidas sin equivocarse. Un Gobierno absolutamente de espaldas al pueblo español, que en su servilismo ciego a Bush.

16 febrero 2003