4 noviembre 2020

El crímen de Nice Versus el de Quebec

Por Saïd Alami

   En la noche de Holloween, o sea, dos días después del ataque de un perturbado tunecino en la basílica de Nice, Francia, en el que fueron asesinados con arma blanca 3 personas, la ciudad de Quebec, la capital de la provincia canadiense del mismo nombre, vivió una auténtica noche de horror, con un joven de 24 años, procedente de Montreal,  pululando por las callejuelas de la parte vieja de la ciudad, vestido con atuendo medieval y con una espada en la mano, con la que segó la vida de dos personas y causó heridas graves a otras cinco.

   Como en el primer caso, el criminal tenía el nombre de Ibrahim Aluesaui, el triple crimen fue calificado por las autoridades de París, de inmediato, de “terrorista” y el autor recibió varios disparos de la policía (que está claro disparaba a matar) causándole heridas gravísimas a causa de las cuales entró en coma.

   En cambio en el segundo caso, con un criminal que lleva el nombre de Carl Girourad, y a pesar del enorme despliegue policial organizado en su persecución en el centro viejo de Quebec, en ningún momento nadie de entre los responsables y políticos locales calificó el ataque de terrorista. Práctica esta que es aplicada en el 90 por cien de los casos en los que el criminal lleva un nombre occidental. Tampoco dispararon contra él, deteniéndole la policía, tras horas de persecución, sin causarle herida ninguna.

   En el primer caso, con un criminal de nombre árabe, se organizó tal escándalo mundial, tal espectáculo mediático, en todo Occidente, que empuja a creer, como ocurre en cada crimen perpetrado por alguien de nombre musulmán o árabe, que los medios de comunicación occidentales estaban esperando ansiosamente que ocurra ese crimen, o que habían sido preparados de antemano para inundar al mundo de información y desinformación sobre cada uno de esos crímenes, cuyos autores eran asesinados sistemáticamente, en la inmensa mayoría de os casos, incluso cuando no portaban armas de fuego o no portaban arma ninguna (como el caso de los ataques atropellando a peatones).

   Milagrosamente, estos medios de información, a pesar de su febril cobertura de esos crímenes, casi nunca les vimos preguntarse siquiera acerca de quién estaba realmente detrás de cada atentado, ataque, o crimen. Allí, los poderosos medios de comunicación occidentales se convierten, casi siempre, en aprendices de periodismo, que chupan el dedo, creyendo a pies juntillas las versiones oficiales de sus respectivas autoridades e incluso apuntalando las versiones oficiales y exagerándolas, por muy contradictorias, absurdas y débiles que pudieran resultar.  

   En cambio, en el caso del atentado de Quebec, desde donde escribo este artículo, ¿Quién de vosotros ha oído hablar de él? ¿O quién de vosotros ha escuchado o visto una tertulia radiofónica o televisiva dedicada a este “atentado”? ¿Quién de vosotros ha visto, a parte de algún titular de prensa, siquiera un solo artículo sobre el tema?

    Vengo escribiendo, desde hace más de 40 años, que los medios de comunicación occidentales son los primeros culpables de la islamofobia que hoy inunda a Occidente. Son ellos los que llevan decenas de años instigando e incitando al odio contra los musulmanes, ante unos gobiernos y “regímenes” que se han cruzado siempre de brazos, que son los mismos que con su actitud, mano a mano con los medios de información, están aupando a la extrema derecha en los parlamentos, preparándolos –sí, preparándolos- para tomar el poder, y luego cometer matanzas y expulsiones masivas contra los musulmanes de Europa, un continente este con un intensísimo y extensísimo historial de matanzas y expulsiones de minorías. Sobre todo este tema tengo un artículo de hace años titulado (Matanzas mediáticas en preparación de matanzas)…tiempo al tiempo.