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LA CRUZADA MEDIÁTICA ISRAELÍ DE BUSH CONTRA LA NACIÓN ARABE

SAÏD ALAMI

I- BUSH PERSIGUE A UN CANTANTE ÁRABE.

No nos cansamos de repetirlo, en medio de un terrorismo mediático implacable, orquestado en EEUU y lanzado por la Administración del presidente Bush, y que en Occidente se practica inmunemente contra el Islam, los árabes y los palestinos: Estados Unidos se ha convertido en la mano ejecutora, a todos los niveles, de la agresión de Israel y del Sionismo contra Palestina en particular y contra toda la nación árabe. Este sometimiento estadounidense a Israel y al Sionismo llega al límite de poner todas las energías del pueblo americano al servicio de Israel y de sus planes expansionistas e impersialistas en el Oriente Árabe.

Es harto sabido por los observadores en Oriente Próximo que Washington demuestra un mínimo interés en mediar entre las partes en la región, lo cual ha sido declarado públicamente por Bus, cuando expuso su plan de gobierno a los pocos días de su extraña llegada al poder. Que no nos confundan, las interminables maniobras de confusión y agotamiento dirigidas desde Washington a la parte palestina (plan Mitchell, plan Tenet, ideas de Zenni, de William Burns, etc. hasta llegar a la actual y ridículo Mapa del Camino) no tenían otro objetivo que eso: confundir y agotar a los palestinos, mientras Israel gana tiempo para ejecutar sus planes de genocidio y limpieza étnica contra los palestinos. Desacreditar a la Autoridad Nacional Palestina y su lider Yaser Arafat, en una salvaje campaña de difamación lanzada desde la Casa Blanca y por el propio Bush, no pasa de ser una parte del plan israelo-americano, en el que Israel destruye sistemáticamente las instalaciones y la infraestructura de la ANP.

En el contexto de este plan conjunto israelo- americano para destruir al pueblo palestino y eliminarlo físicamente, como parte de un plan más ambicioso contra la nación árabe, EEUU está empeñando en una titánica y costosa campaña propagandística y mediática dirigida al mundo árabe (costosa sólo para Estados Unidos, tanto económica como políticamente cara al mundo árabe e islámico).

Los objetivos de EEUU en esta campaña mediática de gran envergadura se limitan a servir a Israel y a los planes del Sionismo.

Egipto, Shaban, e Israel

La campaña empezó tímidamente hace dos años, cuando el cantante egipcio, hasta entonces desconocido, Shaban Abderrahim, lanzaba su canción “Yo odio a Israel” que arrasaba en todas las radios y televisiones árabes y alcanzaba ventas en los mercados desde Rabat a Kuwait que convirtieron al muy humilde cantante, ex planchador, en multimillonario. La canción es de tal sencillez en su composición musical y en sus palabras, que nadie explica su éxito, excepto por el contenido de su mensaje anti-israelí y en apoyo al pueblo palestino.

El Departamento de Estado de Bush protestó ante el Gobierno egicpico, exigiendo poner fin a la difusión de la mencionada canción, lo cual sólo ha servido para que la canción sea potenciada más y más en todos los medios de información árabes, incluidos los egipcios. A continuación traduzco algunos versos de esta canción, escrita por el propio cantante:

Yo odio a Israel

Y lo digo aunque me cueste ser asesinado o detenido

Odio a Israel

Porque ama la destrucción y odia la construcción.

El pueblo de Egipto está triste

Y sus lagrimas no cesan

¿Qué culpa tienen los niños que Israel a diario asesina?

Todos estamos tristes.

Jerusalén es nuestra.

Odio a Israel, a causa de la sangre de los mártires.

Cuando el popular concurso de la televisión saudí MBC (del sector privado, con sede en Dubai), titulado “Quien Ganará el Millón”, que presenta el libanés George Querdahi recibió entre sus concursantes-estrellas, el 23 de noviembre 2002, a Shaban Abderrahim, el popular presentador le pidió, nada más iniciar el programa, que cante una parte de “yo odio a Israel” lo cual hizo el cantante, en medio de la ovación de un público procedente de distintos países árabes.

Durante su participación en este programa, Abderrahim subrayó la veracidad de las informaciones publicadas por la prensa árabe poco antes, en el sentido de que el cantante estadounidense, Mickel Jackson, está preparando, por encargo de Israel, una canción en represlia a la del cantante egipcio, en la que expresa el “odio a los árabes y el amor a Israel”. Abderrahim agregó que, de salir al mercado la mencionada canción de Jackson,:”será mi hijo Husam (también cantante) el que se encargue de responderle con otra canción.

La canción de Durra

La mencionada campaña de presión estadounidense sirvió también para que Shaban Abderrahim componga una nueva canción popular titulada “Mohammad Durra” que es el nombre del niño palestino asesinado por los soldados israelíes, a principios del año 2001, y cuyo asesinato –que fue deliberado y a sangre fría, como es el caso de otros 600 niños palestinos asesinados por el ejército de Sharon- era transmitido en directo por la televisión árabe de Al-Jazeera, y retransmitido después miles de veces por la televisiones de todo el mundo, excepto Israel y Estados Unidos. Durra se convirtió, en todo el mundo, en un gran símbolo de la tragedia palestina.

Traduzco a continuación algunos versos de esta canción, que vendió millones de copias en todo el mundo árabe, para que el lector pueda, a través de su contenido, apreciar la enorme profundidad del abismo que separa al mundo árabe de Israel a causa de los horrendos e interminables crímenes de Israel. La canción, bañada en tristeza, es un diálogo entre el niño asesinado y su padre, en cuyos brazos murió y que a su vez resultó herido por las balas de los soldados israelíes:

Me mataron, padre, entre tus brazos

Tu no tienes la culpa, padre

Nosotros y nuestro país somos desvalidos.

Hijo, todos vieron tu muerte en la pantalla

E Israel, todos los saben, es traidora y llena de maldad.

Padre, yo anhelaba ver mi tierra liberada

Y ver el fin de los días amargos

Anhelaba ser mayor y defender a mi país.

Hijo, tu sangre no se ha perdido

Por más que vivan los judíos,

Mañana Jerusalén será libre

Y mañana Israel no valdrá nada.

Egipto y toda nuestra nación está contigo

Tu venganza será cara, y no la abandonaremos

Nadie te olvidará

Juro por todos los funerales que no cesan de pasar,

Juro por todos los mártires,

Que mañana volveremos a Palestina,

Y que desde hoy no nos callaremos más.

Cascada de canciones

En solidaridad con Shaban, un grupo de destacados cantantes egipcios, encabezado por la celebre Huda Sultán, lanzaban una canción conjunta titulada “Al-Quds haterga lina” o “Jerusalén volverá a nosotros”. A partir de este momento, la cascada de canciones por la Intifada y en contra de Israel fue sucediendose hasta este momento en el que ya no es posible contar el número de estas canciones, todas de grandes cantantes del mundo árabe, como los egipcios Amr Diab e Iman el Bahr Darwish, el saudí Mohammad Abdo, la siria Asalah, etc.

Este fenómeno volvía a avivar la canción árabe de resistencia, que había quedado un poco en el olvido a lo largo de la década de los 90, si no fuera por los cantantes libaneses (y cristianos) Marcel Jalifah y Julia Butros, quienes a lo largo de los últimos 20 años mantenían vivo este género de la canción árabe, aparecido bajo el Gobierno egipcio de Naser, en los años cincuenta y sesenta, cuando los legendarios Abdelhalim Hafez, Mohammad Abdelwahab, Um Kulzum, Fadia Kamel, Mohammad Salman, Fayruz, etc. llenaban el espacio radiofónico árabe con sus magníficas canciones de resistencia contra Israel. Ya a principio de los 90, después del terremoto que significó para los árabes la invasión irakí de Kuwait y la posterior guerra, un grupo de primeras figuras de la canción árabe cantaron juntos “Al hilm Al-arabi” o “ El sueño árabe” que llamaba a la unión de los árabes. Esta canción se ha convertido en los últimos años en la contraseña de los unionistas árabes.

La verdad es que la crítica a EEUU y a su total connivencia con Israel en contra de los árabes nunca había desaparecido del todo de la canción árabe, especialmente la libanesa, donde, por ejemplo, el muy popular Alain Mireb, (también cristiano), cantaba ya hacia 1998 su “Hawara” de la que vendió millones de copias, y sigue vendiendo, y en la que venía a decir en nombre de los árabes, entre otras cosas, muy clarividente él:

América nos metió en un camino

Al que previamente sembró de minas.

Declaró la guerra al débil

Mientras que al fuerte le dejó en paz.

A Noriega se lo bebió cual agua,

Pero había salido pitando de Vietnam,

Y cuando la plantaron cara los serbios

se desahogó en Saddam.

Dejó a Rabin pegar fuerte y descansar

sobre plumas de avestruz

Y permitió a extraños y vecinos que nos apedreen.

Para preparar el “Escudo del Disierto”

Tuvieron que romperle la nariz al extremista

Y entonces dijeron que era necesario, por el bien común,

cambiar un dólar por cien de nuestra moneda,

Y que del petróleo, sólo podamos oler su humo

Mientras sus pozos ardían.

II- BUSH CONTRA DOS ACTORES ARABES

La Casa Blanca, ciega en su servilismo a Israel, no aprendió la lección que cantantes y autoridades árabes dieron a Bush, en el campo de la canción, haciendo caso omiso a las presiones del Departamento de Estado y de Israel. La misma historia se repetía casí al año de la aparición de la canción “yo odio a Israel” cuando, en el mes de Ramadán del año pasado (noviembre 2001) numerosas televisiones árabes estrenaban una serie de humor titulada “Sharoniyat” o “Sharonianas” del conocido actor kuwaití, Dawud (David) Husein.

Dawud Husein, corpulento él, dedicaba los 30 capítulos de la serie a ridiculizar al primer ministro de Israel y conocido genocida, general Ariel Sharon, y en criticar su política criminal contra los palestinos. El Departamento de Estado de Bush protestó entonces enérgicamente ante los Gobiernos árabes exigiendo la retirada de la serie de la programación de sus respectivas televisiones, lo cual fue ignorado por todas ellas, especialmente en los países del Golfo, cuyos Gobiernos son proamericanos, incluida la televisión de Kuwait, productora de la serie, y siendo la familia gobernante kuwaití “amiga intima” de la familia Bush. La serie de Dawud Husein cosechó un grandísimo éxito.

Esta histeria de la Administración estadounidense ante una telenovela árabe que critica a Israel demuestra hasta que punto Israel y el Sionismo se han apoderado de las mentes que dirigen la Casa Blanca. El Sionismo se ha infiltrado en el interior de la mente gobernante en Washington hasta tal punto que ya no se puede distinguir entre las dos entes, Israel y EEUU. Lo increíble es que la Administración estadounidense nunca protestó por ninguna emisión radiofónica o televisiva, ni por ningún libro o canción árabe haya contenido críticas o insultos a Estados Unidos.

Estos escandalosos episodio de servilismo americana a Israel se han vuelto a repetir varias veces a lo largo del pasado año, encontrando siempre caso omiso en el mundo árabe, donde la gente y los gobiernos no salen de su asombro ante tamaña estupidez de la Casa Blanca que ya se comporta sin ninguna clase de pudor al servicio de sus amos, el israelí y el sionista.

Mohammad Sobhi y su Jinete A principio de noviembre de 2002, tan sólo hace tres semanas, el Departamento de Estado ha vuelto a protestar, también enérgicamente (no faltaría más) ante Gobiernos árabes y ante la Liga de Estados Árabes, exigiendo la suspensión de la emisión de la telenovela titulada “Fares bila Yawad” o “ Jinete sin Caballo” protagonizada por del gran actor egipcio Mohammad Sobhi, conocido por su rechazo a la normalización de las relaciones entre Egipto e Israel. Más de 20 años de plenas relaciones diplomáticas con Israel no han sido suficientes aun para acabar con el rechazo del 99 por ciento del pueblo egipcio a la normalización de relaciones con Israel, como resultado directo de la incesante política criminal de Tel Aviv contra los palestinos en los territorios ocupados desde 1967 y contra la nación árabe en general.

La serie, una gran producción de 30 capítulos, producida por el sector privado, en persona del productor egipcio Mohammad Amara, y realizada por Ahmad Badreddin, que se emiten a lo largo del mes de Ramadan, (sigue la emisión en el momento de redactar este artículo) narra la historia del activista egipcio, Hafez Nagib, contra la ocupación británica de su país, revelando el papel entonces jugado por el Sionismo contra Egipto, y que sigue hasta nuestros días. La serie narra también como llegó a Egipto el libro “Los Protocolos de los Sabios de Sión”, a principio de los años 50 los avatares de su traducción del ruso al árabe, por una aristócrata española que entonces residía en El Cairo ayudada por el propio Nagib. Todos los capítulos de la serie terminan con la siguiente frase escrita sobre la pantalla “quien resiste contra la ocupación, no es terrorista”.

Aquí, desde donde escribo este artículo, los Emiratos Arabes Unidos, he podido detectar en directo el profundo desprecio que los árabes y musulmanes (palestinos, emiratíes, kuwaitíes, egipcios, libaneses, sirios, pakistaníes,etc.) albergan hacia la Administración del presidente Bush, riéndose de ella abiertamente por su demostrada hipocresía en su postura hacia los árabes y por su penoso y vergonzoso sometimiento a Israel. Así, las largas noches del mes de Ramadan son amenizadas por la gente, en muchos países árabes, siguiendo con deleite los capítulos de “Jinete sin Caballo”.

Ninguno de los 16 países árabes cuyas televisiones emiten la serie desde hace tres semanas (en el momento de escribir este artículo), incluida Egipto, suspendió su emisión. La Liga de Estados Árabes y el Gobierno egipcio contestaron al Departamento de Estado de Bush, cuyas presiones sobre los gobiernos árabes no cesaron a lo largo de los 30 días que duró la emisión de la serie, recalcando que esta se ciñe a narrar acontecimientos históricos puntuales, y rechazando las acusaciones americanas en el sentido de que la serie es de carácter antisemita. Finalmente, el 27 de noviembre 2002, unos días antes de finalizar los capítulos de la serie, las autoridades egipcias ordenaron añadir, en el inicio de cada capítulo, una frase que asegura que la serie no alberga intenciones “antisemitas”. Esta frase, que por otra parte no aportaba nada nuevo, sólo afectaba a la emisión de la serie en Egipto.

El infantilismo de la Administración de Bush y su total ignorancia de la realidad árabe, excepto lo que se le inculca desde el Sionismo y desde Tel Aviv, le hace caer en manifiestos y reiterados errores en sus comportamientos hacia el mundo árabe, lo que le acarrea el rechazo y el odio de la nación árabe, sin que entre Estados Unidos y los países árabes exista el menor conflicto bilateral, excepto los producidos por su ciego servilismo a Israel, enemigo mortal, desde su creación, de la nación árabe.

Tal vez creen en la Casa Blanca que los árabes tiemblan, igual que los europeos, al acusarles de antisemitas. Tal vez Bush y sus secuaces ignoran que los árabes son los auténticos semitas si son comparados con los millones de judíos, rubios y de ojos azules, que de semitas tienen lo mismo que los esquimales, y que parte de ellos, armada hasta los dientes, llena los asentamientos israelíes levantados en los territorios palestinos ocupados en contra de toda legalidad internacional.

III- BUSH Y SU “RADIO SAWA”

No piense el lector, a estas alturas de la presente exposición de hechos y datos, que el Gobierno de Estados Unidos, en su desmedido afán de servir a Israel, se limita a presionar sobre las autoridades árabes para que prohiban la difusión de una canción o de una serie de televisión por creer que hiere los “muy delicados” sentimientos de los israelíes. No. La Administración de Bush está gastando cientos de millones de dólares en un magno proyecto de propaganda dirigido al mundo árabe.

Su ilusorio objetivo es realizar una especie de lavado de cerebro a toda la nación árabe, para que pase, en los próximos años, de “odiar” a Israel, a “amarla perdidamente” y, por consiguiente, a aceptar, sin chistar, ser humillada y aniquilada por Israel. Seguramente que los cuarteles generales del Sionismo en Washington y Nueva York han convencido a Bush de la posibilidad de vencer toda resistencia árabe contra la ocupación de sus territorios y sus lugares santos, simplemente gastando una fortuna en crear nuevos medios de comunicación en lengua árabe. Exactamente como si se tratara de un simple conflicto ideológico, al estilo de lo sucedido respecto al comunismo de la Unión Soviética a lo largo de la “guerra fría” y aquella radio americana y anticomunista denominada “Europa Libre”.

¿Cómo es posible tanta ceguera en la Casa Blanca hasta el límite de no comprender que el conflicto árabe israelí es cuestión de vida o muerte para toda la nación árabe, dado que Israel, potencia nuclear sin escrúpulos y acostumbrada a despreciar la legalidad internacional, amenaza la propia existencia de varios países árabes?.

Así, y pocos años después de la aparición de la edición árabe de News Week, y casi simultáneamente al inicio de las transmisiones del canal de televisión estatal israelí en lengua árabe (verano del 2002) con un coste de 200 millones de dólares, el Departamento de Estado de Bush ha lanzado a las ondas la programación de su nueva estación de radio, denominada “ Radio Sawa” o sea, “Radio Juntos” que es recibida en FM en todos los países árabes, desde Casablanca en el Atlántico a Ras Alkhaima, en el sur del Golfo.

Radio Sawa emite su programación desde Washington y se limita, de momento, a emitir canciones árabes y occidentales, además de sus servicios de noticias, que es donde la Casa Blanca materializa su “genialidad” propagandística netamente sionista, denominando “terroristas” a los activistas de la resistencia palestina. Precisamente para eso, y poco más, Washington fundó Radio Sawa, pagándola del bolsillo del siempre ausente y traicionado contribuyente estadounidense, que también paga las emisiones de la radio Voz de América, que emite en árabe, en onda corta y onda media, desde hace varias décadas.

El desprecio de Bush a la nación árabe y al contribuyente de su propio país no se detiene en Radio Sawa y en la Voz de América. La guerra declarada por Bush a la nación árabe, desde el 11 de septiembre del 2001, incluye también la apertura, en los próximos meses, de una televisión en lengua árabe, vía satélite, dirigida al mundo árabe. Se trata de un gran proyecto cuyo coste se eleva a unos 500 millones de dólares.

Nótese el lector que ninguno de los nombres árabes mencionados en este artículo, desde Dawood Husein hasta Shaban Abderrahim, no pertenecen a musulmanes fundamentalistas. Al contrario, todos ellos son musulmanes laicos, o cristianos, como es el caso de Marcel Jalifa y Fairuz, Alain Mireb, et.

Lo que realmente tememos es que la Unión Europea se deje influir por la mentalidad sionista y holywoodense de Bush, y llegue a hacer suyas las majaderías que desde Washington se repiten sin cesar y que pretenden simplificar el contencioso árabe israelí y reducirlo a conceptos tan ingenuos como repugnantes, sirviendo siempre los inconfesables objetivos del Sionismo y de Israel en el mundo árabe.

Hay que tener presente, siempre, que sin el sometimiento de Estados Unidos, mediante un aislamiento mediático implacable del pueblo americano, y con el firme respaldo del “lobby” sionista en el Congreso y del fabuloso poder bancario obediente al Sionismo, en Nueva York, Israel y el Sionismo jamás podrían seguir agrediendo a los árabes ni albergar sueños de expansión e imperialismo en el mundo árabe. Sueños que están representadas simbólicamente por las dos franjas azules de la bandera de Israel: el Tigris y el Nilo, que formarían parte del soñado Gran Israel.

Los árabes han perdido toda esperanza de que la Administración de Bush, presa del sionismo, pueda comprender algo de lo que pasa en Oriente Próximo, pero esperan que la Unión Europea demuestre más independencia de Israel y más cordura, y comprenda que sin el cumplimiento de legalidad internacional y la retirada de Israel de todos los territorios ocupados, nunca habrá paz entre árabes e israelíes, y que el volcán árabe, reflejado en Dawud Husein, Sahban Abderrahim, Mohammad Sobhi, etc. puede estallar en cualquier momento para intentar poner orden y obligar a los criminales que Gobiernan en Tel Aviv y en Washington a respetar la legalidad internacional, expulsando al ocupante israelí de los territorios ocupados, y devolviendo al pueblo palestino su territorio, su dignidad y sus derechos nacionales.

Hasta entonces, ni Radio Sawa, ni la Voz de América, podrán impedir que los pueblos árabes sigan odiando a Israel.

noviembre de 2002

Ras Al-Khaima

Procede de la extinta (La Gaviota Arabe-Hispana) --------------------------------------------------------------------


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